El origen del calendario

Las fases de la Luna referenciaban el paso del tiempo

El paso de un mes a otro lo señalaba las fases de la Luna que servían de referencia para la medición del tiempo.
Pasados 12 meses lunares, se consideraba que había pasado un año. Pero debido a las cosechas y la agricultura, hubo la necesidad de contemplar también las estaciones, se crearon entonces los calendarios lunisolares, que formaban grupos de periodos climáticos con sus respectivos meses lunares.
A lo largo de la historia han existido diversos tipos de calendarios:

El calendario sumerio
Primer calendario de la historia (más de 5.000 años atrás). Los sumerios, dividían los días en doce horas, y cada hora a su vez, estaba dividida en 30 partes.

El calendario babilonio
Los babilonios idearon el sistema que llevó a fragmentar el día en veinticuatro horas de sesenta minutos.

El calendario egipcio
Egipto creó un calendario solar de uso sacerdotal que fijaba la duración del año en 365 días.

El calendario griego
Los griegos utilizaban un calendario solar, por ese entonces todavía no se contaba el tiempo en años.

El calendario juliano o romano
En Roma, se empleaba un calendario basado en un año de trescientos cincuenta y cinco días dividido en doce meses, hasta el 45 a.C. en que Julio César estableció el llamado calendario juliano.
Se añadieron entonces diez días para completar los 365 días reales que tarda la tierra en girar alrededor del sol.
En el 46 a.C. se encargó al astrónomo Sosígenes de Alejandría, el diseño de un calendario de trescientos sesenta y cinco días, cuando lo hubo concluido se dio cuenta de que el calendario tenía un desfase de cinco horas, cuarenta y ocho minutos y cuarenta y seis segundos en relación con el ciclo solar real.
Para compensarlo se inventó entonces el año bisiesto, que añadía un día cada cuatro años.

El calendario gregoriano
El calendario romano seguía teniendo un ligero margen de desfase con el ciclo solar, en 1582 el papa Gregorio XIII ordenó su revisión.
Se descontaron diez días al citado año, medida que ponía fin al calendario juliano o de Julio César, y daba comienzo al calendario gregoriano.
El calendario gregoriano es casi perfecto, porque tampoco pudo lograr que los meses fueran regulares ni que los trimestres tuvieran el mismo número de días, lo que empezaba a ser un inconveniente en el mundo económico y laboral. Según el calendario gregoriano cada año se produce un error cronológico de veintiséis segundos, que sumarán un día completo en el año 3323.

El calendario maya
El calendario más perfecto de todos los tiempos fue el calendario maya. Cuando los españoles arribaron a América pudieron darse cuenta que los mayas habían elaborado un almanaque perfecto ya en el siglo VI a.C., es el que más se acerca a la realidad astronómica.